¿Cuál es la palabra que más caminos puede abrirnos en los procesos de interacción humana?

La respuesta es más sencilla de lo que muchos pueden pensar. Algo tan simple como un “hola” se convierte en la llave perfecta a través de la cual construimos relaciones significativas con personas de todo el mundo.

Howard White, vicepresidente de Nike Jordan Brand define así la importancia del saludo: “Creo que cada persona merece ser reconocido con un pequeño y sencillo saludo”. White explica que cuando nos separamos de los demás, nos limitamos sólo a nuestro propio potencial y al de aquellos que nos rodean, pero, cuando decimos “hola”, ampliamos nuestras fronteras más allá de nosotros mismos.

Esta técnica tan sencilla puede resultar muy útil en el ámbito de los negocios. Vivimos en un mundo frenético en el que muy pocas veces nos paramos a pensar en los que nos rodean. Un “hola” puede suponer la herramienta para allanar el camino para llegar a otras personas.

Nos guste o no las personas tenemos prejuicios y tendemos a prejuzgar. En décimas de segundo una persona puede hacer suposiciones sobre su competencia y evaluar al contrario por sus gestos y actitudes sin necesidad de conocerlo. A través de las formas en las que discutimos o nos comportamos en una reunión pueden formarse una fotografía de cómo somos. Un simple “hola” puede suponer la confirmación o negación de todos los juicios de valor previos que alguien se ha formado sobre nosotros. Y es ahí donde radica la importancia del saludo.

Por ejemplo, cuando nos encontramos con un nuevo cliente o estamos evaluando a un posible socio, los primeros momentos del encuentro son fundamentales para poder determinar hacia donde se dirigirá el resto de esta nueva relación. Si saludamos o damos la mano con miedo, es un mala proyección de nosotros mismos. Por esto, es muy importante introducir confianza, seguridad y energía en algo tan simple como es el saludo y que, en la gran mayoría de ocasiones, valoramos tan poco.